Sebastián de la noche oscura

La narrativa LGBTIQ mexicana suele ser violenta, sórdida y oscura debido a que la homosexualidad en nuestro país se sigue desarrollando en entornos clandestinos y peligrosos. Las relaciones amorosas entre hombres suelen ser masoquistas, muchas de ellas atrapadas bajo los roles del oprimido y el opresor.

Desde hace décadas, la novela de temática homosexual ha documentado la intensidad con que se viven en estas relaciones; la entrega emocional y el deseo homoerótico se suelen sobredimensionar porque se ama demasiado intenso y el placer sexual es insaciable.

Hace tiempo leía algunas historias de hombres que amaban a tipos peligrosos, su amor por estos animales masculinos tenían terribles consecuencias. De todas las historias que hoy se pueden llegar a leer en nuestra narrativa diversa me gustaría hablarles de la novela del escritor Fernando Yacamán. “Sebastián de la noche”, es una historia que narra los encuentros y enfrentamientos que tiene un chico frente al peligro y la autodestrucción de las personas con las que se relaciona.

Mateo se siente San Sebastián, uno de los santos mártires que defendió a los cristianos y se enfrentó a la ira de Diocleciano al recibir una lluvia de flechas. San Sebastián es considerado como uno de los santos gays debido a su hermoso rostro y su cuerpo extremadamente atlético que raya en el homoerotismo más puro de la estética realista.

Cuando Mateo llega a Aguascalientes a estudiar una temporada se encuentra con un mundo de amigas alcohólicas, ligues agresivos que a menudo pendejean al protagonista y lo utilizan para saciar su soledad. Como una persona sumisa, carente de poder, Mateo es arrastrado por las intensidades y actos violentos de todas estas personas hasta sus últimas consecuencias.

De manera esquizofrénica, el protagonista comienza a tener encuentros y visiones con el hijo más resentido de todo el cristianismo, nos referimos a Abel, el hermoso hombre que fue asesinado a manos del amor más tóxico de su época.

La novela se encuentra escrita de forma fragmentaria, a medida que la vas leyendo se va construyendo el rompecabezas, las escenas desarrolladas en Aguascalientes, las metáforas de los insectos, animales, la poesía y la constante tensión que existe en la obra nos va arrastrando a todos esos sentimos confusos e impotentes de un joven que no sabe cómo enfrentar el amor.

Yo creo que en general pocas personas saben enfrentar con gracia y sabiduría las dificultades amorosas, aquí, en el mundo que nos plantea Yacamán, la mejor manera de enfrentar la vida es estando ebrio, drogado, loco o suicida.

Leer Sebastián de la noche es enfrentarse a toda esta historia del desamor homosexual.

A opinión personal la novela tiene historias y momentos bellos y poderosos, la escritura de Fernando suele ser surrealista, nos atrapa en la fantasía de la noche y la naturaleza, una de sus grandes obsesiones que se ve reflejada a lo largo de sus otras obras.

Me parece interesante que estás historias sigan siendo un espejo tangible de la realidad que muchos hombres homosexuales viven en nuestro mundo, Yacamán fue uno de ellos ya que la novela tiene partes autobiográficas.

Si tienen la oportunidad de leer Sebastián de la noche, no duden en hacerlo y dejarse atrapar en este mundo de gingantes.

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Como reflexión final me gustaría decir que cuando Sebastián muere azotado, Diocleciano lo mandó a arrojar a las aguas puercas donde se estancaban las heces fecales. Sebastián quedó suspendido en el aire evitando que su hermoso cuerpo se manchara entre la inmundicia y mierda. A diferencia del santo, Mateo se manchó de todas las porquerías del ser humano, esas porquerías no fueron suficientes para que Mateo siguiera soñando con su amado Abel.

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